2020 fue el año de muchas cosas: El año de la pandemia, del establecimiento del teletrabajo, de las ventas online… Pero también del cloud computing. Esto se debe a que, a consecuencia de la movilidad empresarial impuesta por un confinamiento que nadie esperaba, muchas empresas, tuvieron que buscar alternativas para seguir con su actividad empresarial desde cualquier lugar y en cualquier momento.
Y la nube, es la mejor opción para ello.
Se ha comprobado que el teletrabajo y la movilidad empresarial, son una ventaja competitiva tanto para los empleados como para la empresa en general. Poder resolver problemas desde cualquier lugar y en cualquier momento y facilitar la conciliación laboral de tu equipo con su vida familiar, sin duda, mejora el ambiente laboral, así como su rendimiento.
No obstante, no contar con las herramientas adecuadas para facilitar esta movilidad empresarial, como por ejemplo trabajar en la nube, es una limitación que con el tiempo puede suponer un problema con tus clientes, por la dificultad de resolución de problemas de forma inmediata, así como la fuga de talento, en búsqueda de mejores condiciones laborales que otras empresas pueden ofrecerles.
Normalmente, las soluciones en la nube disponen de un sistema de backup automatizado, es decir, cada X tiempo (eso lo escoges tú) se hace una copia de seguridad de tu información, documentos y datos, de esta manera, frente a cualquier ciberataque se puede recuperar fácilmente la información y sin tener que pagar el rescate que los ciberdelincuentes suelen pedir. Aún así, existen empresas que se piensan que por tener la información en la nube, ya disponen de una copia de seguridad de su información. Es mentira. Trabajar en la nube, no significa que no debas realizar copias de backup de tus sistemas.
Nube no es sinónimo de copia de seguridad, pero sí que estás, como hemos comentado al principio, pueden realizarse de forma automática, a diferencia de otros sistemas. Si no trabajas en la nube deberás asignar a un responsable para que se encargue de realizar dichas copias de seguridad periódicamente. Muchas empresas siguen realizando copias de seguridad mensuales o cuando se acuerdan, esto significa tener la información desactualizada y estar desprotegido frente a ataques.
No trabajar en la nube supone a las empresas gastar grandes cantidades de dinero en comprar y mantener equipos. No obstante, trabajar en la nube permite ahorrar costes, puesto que no es necesario invertir en hardware, instalaciones, mantenimiento extra ni tampoco en un gran centro de datos que permite hacer crecer tu negocio. Un proveedor en la nube se encarga de todo esto. Tu única inversión será en dispositivos, ciberseguridad e internet.
Muchas empresas no apuestan por la nube por su miedo a la seguridad, creyendo que sus datos están más expuestos y son más vulnerables. En realidad están menos seguros en tu propio dispositivo que en la nube.
Una de las ventajas de la nube es que es una solución escalable, es decir que se adapta y ajusta perfectamente a las necesidades de tu empresa. A medida que vayas creciendo, no sentirás las limitaciones de la herramienta, porque esta también puede crecer al mismo ritmo que lo haces tu negocio, sin necesidad de invertir en nuevas herramientas o cambiar toda tu infraestructura IT.
Al disponer de los datos en la nube, tú decides quién puede acceder a ellos y cuándo, además de saber quién los ha consultado en todo momento y cómo. Un control muy difícil de llevar si no se trabaja en la nube.
Además, gracias a la nube se puede trabajar de forma colaborativa en un mismo documento, evitando la duplicidad de información y minimizando errores.
La nube pública es ideal para empresas con una carga de trabajo estandarizada, con aplicaciones SaaS, con necesidad de capacidad escalable o proyectos de colaboración.
La nube privada es ideal para empresas con infraestructuras utilizadas por una sola organización, mayor control o capacidad de personalización, alta inversión en software, capacidad de gestionar un Data Center en la nube.
La nube híbrida es ideal para empresas que necesitan usar una aplicación SaaS pero les preocupa la seguridad, usar la nube pública para interactuar con los clientes pero privada para salvaguardar los datos, aplicaciones de Back Office, realizar pruebas de concepto o utilizar frontales web.
Para más información sobre estos tres tipos de nubes, puedes clicar en el siguiente enlace.
¿Quieres dar el salto a la nube? ¡Te ayudamos! Contacta con nosotros aquí.